Wednesday, September 06, 2006

Algo sobre la Tristeza, las lágrimas

Lo que en estos días me vuelve a la cabeza una y otra vez, es algo que me pasó hace muy poco, pero que no es por mí el interés que tiene, sino por una problemática muy particular de la que quiero hacer una meditación.

Mientras caminaba desde la universidad al metro, me encontré con una persona que iba caminando hacia la universidad, la saludé, le pregunté como estaba, en el ínter tanto noté su cara enrojecida y los ojos llorosos, mostraba una tristeza inmensa que me conmovió por completo. Primero le pregunté si acaso era por alergia, -No- dijo, le pregunté si acaso era un resfrío , otro –No- por respuesta, ya notaba su voz quebrada, habría sido poco caballeroso de mi parte no haber preguntado la razón de su tristeza, así que le pregunté porque estaba triste,- nada- me decía, insistí dos veces más y no quiso responder. Entendí que necesitaba estar sola, que aún era muy prematuro su dolor como para andar reabriéndolo todavía. Seguí mi camino, pero todo este tiempo he pensado al respecto.

Si caminamos por la ciudad, será difícil encontrar a alguien mostrando su tristeza, casos, todos terribles. Pero algo pasa, pues las caras que vemos al cruzar al no ser de tristeza, tampoco lo son de alegría, son numerosos los rostros en que una máscara de amargura, de nada los recubre.

Que es lo que pasa? Es la aplastante y selvática vida de la ciudad, en el que el más débil sucumbe al más fuerte, en el que la tristeza aparentemente ha sido derrotada, pero en verdad ha sido delegada en la crueldad de máscaras de la neutralidad y reprimida en la amargura. Este sentimiento tan íntimo, lo es mucho más que la alegría, al evitar demostrarlo degenera en la infelicidad íntima. En cambio si logramos mostrar nuestra tristeza podremos romper el aislamiento que hay entre nuestra existencia y el mundo, al mostrar la necesidad de tener compañía o de sentir el apoyo de alguien, se rompe el círculo vicioso que el sistema nos impone, se despierta la compasión y las relaciones emocionales se enriquecen, nuestro mundo lleno de fortalezas se derrumba para mostrarnos como somos en realidad, débiles pero completos. Vale más esto que morir en vida, vale más crear lazos, vale más llegar a vislumbrar que existimos en un mundo amigo que en un mundo de desolación y miserias donde los sentimientos están desterrados.

Otra pregunta que me viene a la cabeza ¿será causa de la ciudad gigantesca que nos aplasta?¿o el mundo que nos hace vivir apurados sin disfrutar cada momento de nuestras vidas?¿que es a fin de cuentas lo que nos provoca esta aislamiento, cuando no solo la tristeza ha sido desterrada, sino todo sentimiento, toda demostración emotiva que nos hace reflejar los unos en los otros?